Opinión
El
límite del placer
será el primer libro de esta trilogía que gira en torno al mundo del BDSM.
Sus protagonistas son Alec
y Dylan, ambos escritores pero de géneros muy diferentes. Alec escribe novelas
de intriga psicológica y Dylan novelas eróticas, pero ojo, esta chica es una
negada sentimental, que apenas ha tenido relaciones y cuya madurez emocional
puede estar entorno a los cuatro años. Muy coherente todo ¿no?
El
caso es que Dylan está escribiendo una novela donde se trata el tema del BDSM,
pero como ella nunca lo ha practicado comienza una investigación que la lleva
hasta Alec, quien tiene una larga experiencia como dominante.
Nada
más verse saltan las chipas, a ella le tiemblan las piernas, a él se le pone
dura…blablablá, blablablá, lo de siempre. Y para continuar con esta trama llena
de sorpresas (ironía modo muy on) él le propone que sea su sumisa, pero no
penséis mal chicas, que Alec lo hace por el bien de Dylan y por su libro, no
sea que se documente mal. ;b
Ella
acepta, a pesar de ser una mujer excesivamente controladora que se ve más en el
papel de dominatrix que de sumisa, pero como siempre pasa en estos libros los
amos saben que chicas van a ser buenas sumisas a los dos segundos de
conocerlas…En fin, a ver si damos con uno de esos que vea nuestro potencial
rápidamente xDDD
Como
la primera regla de escritor es escribir de lo que sepas, nuestros
protagonistas tardan poco en iniciar el master en BDSM. El sexo es genial pero ambos descubren que
tras los azotes, el bondage y los polvos estelares hay algo más. El problema:
ninguno quiere una relación.
Menudo
dilema, encuentras a la pareja perfecta pero no quieres una relación, que mala
suerte ¬¬
¿Podrán
afrontar sus sentimientos? ¿Asumirán que se han enamorado y que no hay nada que
puedan hacer? O por el contrario huirán de sus sentimientos y trataran de
olvidarse… A leer vagas! ;b
En
cuanto a la valoración general, como ya habréis visto, el libro no es que me
haya encantado, vamos, que ni si quiera me ha gustado un poquito. La trama esta
asunte por completo (y cuando digo por completo, es por completo) de personajes secundarios que si bien es cierto no
tienden a interesar tanto como los principales en algunos ocasiones a mí me han
resultado igualmente encantadores. Además en este libro, donde la tensión y el
dramatismo es excesivo siempre viene bien un personaje cómico que descargue la
tensión tal y como hacen otras autoras como Megan Maxwell.
Además
los personajes me han parecido más de lo mismo, Alec es uno de tantos
personajes de novele erótica y Dylan…bueno de ella no se ni que decir, no he
encontrado nada que me guste en su personaje y me ha costado horrores sentirme
identificada con ella.
Sintiéndolo
mucho tengo más pegas, pues los diálogos me han parecido poco naturales y muy
milimetrados para ser realista, creo que ni el mismo Gabriel García Márquez
hablaba así en su vida cotidiana. Y por si esto fuera poco, la trama es llevada
por ambos a lo largo del libro (y también por un narrador en otras partes) y
suelen ser escenas donde ambos por separado hacen lo mismo y piensan igual. Eso
es extraño y repetitivo al menos para mí.
Tampoco
me han gustado las ideas que del libro se desprenden, como que una mujer es
menos independiente por tener un hombre a su lado o que el amor te hace ser más
débil. Y bueno a título muy personal también me ha parecido ridículo que la
autora se empeñe en decir “braguitas” en las escenas eróticas donde BRAGAS es la
palabra menos soez que puedes leer, aunque no será peor que el termino
submundo. ¿Qué coñ* es el submundo? ¿Y por qué cojo*** se empeña en repetirlo a
cada página? Vale, sí, me estoy ofuscando pero es que cuando terminé de leer
este libro me dio la sensación de que había perdido un tiempo valioso.
Finalmente
quisiera decir algo bueno de la obra, y es que al introducir Alec a Dylan en el mundo del BDSM, a través de este
personaje puedes ir conociendo cosas sobre el bondage, la sumisión…etc., sobre
todo si no has leído antes otros libros de este tema (sino tampoco es que te
descubra el Mediterráneo.) Además la autora siempre quiere dejar patente que no
hay nada de pervertido en esta práctica y que en ella también hay lugar para el
amor, el cariño e incluso la ternura.
Para
terminar y como siempre decimos mi compi y yo: como gustos los colores. No
quiero desanimaros si queríais leerlo pero para mí esta obra no quedará para el
recuerdo, aun así leeré los dos restantes por completar la saga y el blog.
Esta es la segunda entrega de la
trilogía El límite y sus
protagonistas son Kara, un personaje nuevo y Dante, a quien conocimos en el Límite del placer como mejor amigo de
Alec, aunque decir “conocimos” es exagerar un poco, pues sus intervenciones se
reducen a un par de conversaciones telefónicas con Alec y una cena con este y
Dylan, la cual se centra en los sentimientos que a ella le ha producido el
accidente de moto de Alec a pesar de haber salido ileso (Si habéis leído el
primero me estaréis entendiendo)
Así
todo, básicamente estamos ante dos personajes nuevos que se conocieron en el
instituto cuando Kara era la típica chica introvertida que bebía los vientos
por Dante, el típico chico popular que era amable hasta con los más parias.
Años
después y cuando ambos son abogados de éxito, se encuentran en la fiesta de una
amiga en común donde Dante, tan directo como lo será en el resto del libro, le
confiesa que él también estaba encaprichado con ella en el instituto y que
además había llegado el momento de quitarse la espinita. Obviamente Kara no
puede resistirse a este hombre medio italiano, medio español que rebosa sexo.
Así
comienza una relación puramente sexual donde Dante introduce a Kara en el mundo
del BDSM. Pero, como no podía ser de otra forma, los sentimientos empiezan a
aflorar rápidamente a pesar de que ninguno de los dos quiere una relación, lo cual
asusta por igual a Dante y Kara.
Si,
chicas, el argumento es exactamente igual al del primer libro y no será la
única semejanza que tendrán, también encontré las mismas carencias en uno que
en el otro.
Para
empezar, una vez más, hay una ausencia total de personajes secundarios, para
mí, necesarios en una historia donde el dramatismo es tan alto como
innecesario. Además volvemos a leer diálogos que parecen demasiados pensados
para parecer naturales y realistas.
En
cuanto a los personajes, y para no variar, la protagonista me ha resultado muy
sosa, y guarda un sospechoso parecido con Dylan y al igual que me paso con ella
me ha costado identificarme con Kara y comprenderla en general. No entiendo a
qué viene tanto drama por su parte, cuando el único problema que tiene es haber
encontrado al hombre de su vida en un mal momento emocional. Si este fuera el
mayor problema amoroso que una mujer pudiese tener…
Dante,
en cambio, sí me ha gustado algo más, si bien es cierto que tampoco tiene nada
especial con respecto a otros personajes, logra resultar muy atractivo. No sé
si será su actitud, sus palabras o que sea medio español (quizás todas a la
vez) pero consigue resultar magnético para las lectoras.
Otro
elemento positivo es, al igual que en el Límite
del placer, la forma en la que el BDSM es tratado aunque también tengo que
decir que las prácticas son reducidas y se centran en los típicos azotes. Esto
hace que al final del libro las escenas eróticas, que no están mal, sean un
poco repetitivas.
En
resumen, es un libro con un alto grado de erotismo pero también de
romanticismos (aunque romanticismo barato) que no termina de enganchar y que
tiene un final muy repentino. Supongo que dicho esto podréis imaginar que no lo
recomendaría, pero como siempre decimos, cada persona es un mundo y si os ha
llamado la atención su sinopsis, leerlo y nos comentáis que tal. Entre tanto yo
continúo con la lectura del último de esta trilogía en pos de que alguno
consiga gustarme y así poder haceros una reseña decente.
El límite de la tentación
Cuando Mischa Kennon conoce al sexy Connor Galloway, un irlandés de ojos verdes de aire autoritario que es irresistible, se verá sorprendida por el dominio que ejerce sobre ella. Todo es un juego hasta que empieza a darse cuenta de que Connor también podría acabar por dominar su corazón.
Opinión
Esta es la segunda entrega de la
trilogía El límite y sus
protagonistas son Kara, un personaje nuevo y Dante, a quien conocimos en el Límite del placer como mejor amigo de
Alec, aunque decir “conocimos” es exagerar un poco, pues sus intervenciones se
reducen a un par de conversaciones telefónicas con Alec y una cena con este y
Dylan, la cual se centra en los sentimientos que a ella le ha producido el
accidente de moto de Alec a pesar de haber salido ileso (Si habéis leído el
primero me estaréis entendiendo)
Así
todo, básicamente estamos ante dos personajes nuevos que se conocieron en el
instituto cuando Kara era la típica chica introvertida que bebía los vientos
por Dante, el típico chico popular que era amable hasta con los más parias.
Años
después y cuando ambos son abogados de éxito, se encuentran en la fiesta de una
amiga en común donde Dante, tan directo como lo será en el resto del libro, le
confiesa que él también estaba encaprichado con ella en el instituto y que
además había llegado el momento de quitarse la espinita. Obviamente Kara no
puede resistirse a este hombre medio italiano, medio español que rebosa sexo.
Así
comienza una relación puramente sexual donde Dante introduce a Kara en el mundo
del BDSM. Pero, como no podía ser de otra forma, los sentimientos empiezan a
aflorar rápidamente a pesar de que ninguno de los dos quiere una relación, lo cual
asusta por igual a Dante y Kara.
Si,
chicas, el argumento es exactamente igual al del primer libro y no será la
única semejanza que tendrán, también encontré las mismas carencias en uno que
en el otro.
Para
empezar, una vez más, hay una ausencia total de personajes secundarios, para
mí, necesarios en una historia donde el dramatismo es tan alto como
innecesario. Además volvemos a leer diálogos que parecen demasiados pensados
para parecer naturales y realistas.
En
cuanto a los personajes, y para no variar, la protagonista me ha resultado muy
sosa, y guarda un sospechoso parecido con Dylan y al igual que me paso con ella
me ha costado identificarme con Kara y comprenderla en general. No entiendo a
qué viene tanto drama por su parte, cuando el único problema que tiene es haber
encontrado al hombre de su vida en un mal momento emocional. Si este fuera el
mayor problema amoroso que una mujer pudiese tener…
Dante,
en cambio, sí me ha gustado algo más, si bien es cierto que tampoco tiene nada
especial con respecto a otros personajes, logra resultar muy atractivo. No sé
si será su actitud, sus palabras o que sea medio español (quizás todas a la
vez) pero consigue resultar magnético para las lectoras.
Otro
elemento positivo es, al igual que en el Límite
del placer, la forma en la que el BDSM es tratado aunque también tengo que
decir que las prácticas son reducidas y se centran en los típicos azotes. Esto
hace que al final del libro las escenas eróticas, que no están mal, sean un
poco repetitivas.
En
resumen, es un libro con un alto grado de erotismo pero también de
romanticismos (aunque romanticismo barato) que no termina de enganchar y que
tiene un final muy repentino. Supongo que dicho esto podréis imaginar que no lo
recomendaría, pero como siempre decimos, cada persona es un mundo y si os ha
llamado la atención su sinopsis, leerlo y nos comentáis que tal. Entre tanto yo
continúo con la lectura del último de esta trilogía en pos de que alguno
consiga gustarme y así poder haceros una reseña decente.
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