Hace tiempo que para Gema nada tiene sentido. La joven se debate entre su aprensiva madre y su sobrino, mientras intenta salir adelante con un modesto sueldo de auxiliar administrativa en una oficina.
Una tarde de compras navideñas, Gema y su amiga Elena se topan con un hombre disfrazado de Papá Noel que las invita a pedir un deseo. Aunque en un primer momento Gema se muestra reticente, por fin accede y se atreve a soñar con lo que más anhela. Lo que ella no sabe es que en ocasiones los deseos se cumplen y, además, de la manera más extraña...
OPINIÓN
Este relato corto de apenas 30 páginas recuerda al típico cuento de
Navidad, en el que pides un deseo y este se cumple.
Y sí chicas esto es lo que le sucede a Gema, nuestra protagonista, que
tendrá un accidente de coche en un día de nieve chocando con Nicolay Ratchenco
(jugador de fútbol) que desde el primer momento la llamará bombón.
Gema tiene una vida complicada, cuida de su sobrino y de su madre (no
profundiza en los detalles de por qué es así, pero realmente no es necesario), así
que escuchar un simple: yo te lo
solucionaré hace que se sienta querida.
Ella se desmaya y en su delirio se verá casada con Nicolay, y llevando
una vida maravillosa a su lado. Cuando se despierta su visión del futbolista
habrá cambiado totalmente y será el primer día del resto de su vida juntos.
Es una historia muy bonita, eso sí, poco profunda, pero con el toque
justo de romanticismo que hace que merezca la pena leerla.
*Un dato a destacar es la posible predilección por las margaritas
blancas que tiene la autora, que también utilizará como recurso en “Las ranas también se enamoran”.
