El Duque de Wyndham
Jack Audley ha sido un salteador de caminos. Un soldado. Y siempre ha sido un pícaro. Lo que no es y nunca ha querido ser, es un par del reino, responsable de un antiguo patrimonio y el sustento de cientos. Pero cuando es reconocido como el, durante largo tiempo perdido, hijo de la casa de Wyndham, su vida sin preocupaciones llega a su fin. Y si su nacimiento resulta ser legítimo, se encontrará con el título que nunca deseó: Duque de Wyndham.
Grace Eversleigh ha pasado los últimos cinco años trabajando como acompañante de la duquesa viuda de Wyndham. Es un trabajo ingrato, con muy pocos cambios en la rutina...hasta que Jack Audley llega a su vida, todo sonrisas desenfadadas y desenvuelto encanto. Es un hombre que no acepta un no por respuesta, y cuando ella está en sus brazos, no es una mujer que quiere decir no. Pero si él es el verdadero duque, entonces es el hombre que nunca podrá tener.
La prometida del Duque
Amelia Willoughby ha estado prometida al duque de Wyndham toda su vida. De hecho, habían pasado apenas seis meses de su nacimiento cuando se firmaron los papeles y se celebró el pacto que la convertiría en duquesa. Desde entonces, no ha hecho más que esperar a que Thomas Cavendish, el distante, glacial y arrogante duque, decida por fin tomarla por esposa. Aunque Amelia sospecha que el duque tiene otros asuntos en mente, y que sus planes matrimoniales tal vez se posterguen indefinidamente. Y justo cuando Thomas empieza a pensar que ya ha llegado la hora de asentarse y a la vez se da cuenta de la belleza de su prometida, aparece, como caído del cielo, su primo, a quien todos creían desaparecido y que tal vez sea el verdadero Cavendish, único aspirante legítimo al ducado. Claro que si Thomas no es el duque, entonces Amelia, que cada día se parece más a la mujer de sus sueños, no es su prometida, aunque todas las fibras de su ser opinen lo contrario.
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