Adriel y Damien parecen estar predestinados, pero… La mujer que él quiere está prohibida.
Damien
Lake tiene sus reglas y éstas son inquebrantables: desvestir, tocar,
follar duro y aliviarse; ansiar cualquier otra cosa no tiene sentido,
pues sabe fehacientemente que ésa es la vida que siempre tendrá. Sus
secretos, enterrados en el fondo de su corazón, y la magnitud de su
pasado así se lo dictan. Sin embargo, ella aparecerá en su vida y
despertará en él el sentimiento de un peligro que no puede permitirse.
El hombre que ella quiere no es el hombre que ella necesita.
Adriel
Alcázar huele el peligro que él representa, sabe que a su lado sufrirá y
está decidida a olvidarlo. Arrancarlo de su corazón es su único
objetivo, pero dejar de sentir lo que siente parece una utopía porque él
sabe exactamente cómo meterse en cada poro de su piel.
El peligro de un sentimiento descontrolado los pondrá a prueba
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