Un día, a la salida de una fiesta en la que ella ha servido el catering a los invitados, ve que un coche se acerca peligrosamente a un hombre que está en la acera hablando por el móvil. Lizzy no lo piensa dos veces y va en su ayuda.
Sin saberlo, acaba de evitar el atropello de William, el hijo del dueño del hotel. Serio, clásico, reservado y algo mayor que ella, en un principio se enfada al verse rodando por los suelos, pero minutos después se queda prendado con la muchacha que le ha salvado del accidente.
A partir de ese instante, el destino, y más concretamente William, harán todo lo posible para que algo mágico suceda entre ellos .¿Estará Lizzy preparada para lo que le depara el futuro?
Si crees en los flechazos y no quieres dejar de sonreír, no te puedes perder Un café con sal, un relato que te enamorará.
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