Priscilla Potter alquila el último juguete sexual, el más realista robot de placer, para un corto fin de semana de descanso y relajación. Sin embargo, su compañero de fantasía no es del todo lo que ella esperaba. Se presenta sin afeitar, es grosero, y no parece entender que ella es responsable de su propio placer. Pero ésta pronto decide que la tienda on-line en realidad mandó el pedido correctamente. Cuando el fin de semana se acerca al final, ella tiene que encontrar un modo para poder conservar su robot pasada la fecha de devolución.
El contrabandista «hombre de negocios» Declan O'Hanlon necesita un lugar para pasar desapercibido hasta que pueda resolver como liberar a su tripulación y a su nave que ha sido confiscada por la Aduana. La casa «deshabitada» que elige como escondite pertenece en realidad a una gatita del sexo que lo confunde con su último juguete. Intrigado por la idea de ser la fantasía de una mujer hecha realidad, Declan hace lo que cualquier hombre viril haría, finge ser su adquisición. Pero no cuenta con que Priss sea tan completamente irresistible.
Cuando el momento de marcharse se acerca, se pregunta cómo va a poder dejarla atrás alguna vez.
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