Una divertidísima comedia romántica que nos recuerda que, aunque el amor tiene fecha de caducidad, a veces puedes conservarlo para toda la vida
Hola, soy Coral. Siempre fui una román
RESEÑA
RESEÑA
¡¡Hola, hola romanticonas!!
Vale, lo sabemos, llevamos
desaparecidas un tiempo pero el deber nos llama y nos sigue llamando… No obstante, ha salido publicado un nuevo libro de
Megan Maxwell (Oye, morene ¿y tú qué
miras?) y puesto que las dos mitades de este blog adoramos a esta mujer, ¿qué
mejor que resurgir de nuestras cenizas cual ave fénix con ella? Cuando nos
ponemos no tenemos nada que envidiarle a García Lorca, ¿eh? jajaja
Bueno, entremos en materia.
La nueva novela de Maxwell Oye, morena,
¿y tú que miras? continúa una historia iniciada en la serie Adivina quién soy: la de Coral y Andrew
(Dios, solo el nombre es sexi…). Antes de nada, avisaros de que no importa que
no hayáis leído esta serie, de hecho yo no lo hice y me he enterado de todo
perfectamente. Fue mi compi de blog quien me lo comentó al leer la sinopsis.
Os pongo en antecedentes:
Coral y Andrew se habían acostado una vez en la ya mencionada serie. Solo una vez, pues Andrew no repite con nadie, ya sabéis,
lo típico, dio con una imbécil que le hizo daño y decidió que el amor no era
para él; más o menos como Coral que tras una infinidad de decepciones decide
centrarse en el sexo sin más. Pero, chicas, ya sabéis que los caminos del Amor
son inescrutables y nunca sabes donde lo vas a encontrar.
A decir verdad, Coral
siempre tuvo una debilidad por Andrew, más conocido como “caramelito” y este
parece que, aunque no lo demuestre, algo siente por ella.
El caso es que ambos tienen bajo
control sus sentimientos pero cuando se convierten en vecinos todo cambia y
tienen una rara relación de amistad con momentos de tonteo, y justo cuando
Coral cree que está abocada de forma inevitable a la friendzone… zasca! Noche
de pasión y desenfreno. Sin embargo, no creáis que es la última vez que
gritaremos de sorpresa, ya que Andrew la invita a la boda de su hermano en su
rancho del sur de EEUU. ¿Y esto a que viene? Diréis vosotras… Ah, secreto,
secretísimo de la muerte pero sí os diré que os va a sorprender muy mucho.
Dejando a un lado la
sinopsis, entraré con las cosas que me han gustado y las que no. Empezaré por
las que no para terminar con buen sabor de boca. Para empezar, Megan nos tiene
acostumbradas a familias hiperfelices con abuelas divertidas y niños
entrañables; en esta ocasión, la hija de Coral (creo que no os he dicho que la
tenía…) viaja con su padre nada más empezar el libro y no podemos conocerla muy
bien. Por otra parte, la familia de Andrew, la cual lo llama Andy (¿sabéis que
otro vaquero se llama Andy? Sí, el de Toy Story… Esto hunde bastante la lívido
¿no?) son de todo menos feliz y su abuela es… ¿odiosa? ¿estúpida? ¿horrible?
Todos ellos a la vez y entre mezclados jajaja
He de decir, que si bien
es cierto que he echado de menos esos momentos familiares y divertidos, también
es verdad que le aporta algo diferente a la novela y así las historias no se
vuelven tan monótonas y pierden frescura.
Por último, pondría una
pega: la faceta de madre histérica que tiene Coral. Creo que la sobreprotección
y empalagosidad a este respecto se podría reducir.
En cuanto a lo bueno, hay
muchas cosas, pero la más importante es la diversión. Leer un libro de Maxwell
es igual a diversión. Siempre consigue arrancarte una sonrisa, sobre todo en el
caso de Coral que, como es regla en sus novelas, es una chica fuerte, aguerrida
y valiente (y españolaaaaaaa jajajaja). Es la típica chica que a todas nos
gustaría tener como amiga y es una mujer mucho más cercana a cualquiera de
nosotros que las Anastasia Steel de este mundo.
El personaje masculino
también tiene “un no sé qué, que qué sé yo”. Es sexi y divertido con un punto
de misterio interesante y con varias facetas diferentes que lo hacen taaan
completo… (suspiro de quinceañera modo on). La única pega es su pasado, creo
que la razón por la cual este no quiere relaciones podría ser más novedosa.
En resumen, a pesar de los
“peros” que se le pueda poner, como ya he dicho, una novela de Megan Maxwell te
asegura la diversión, el entretenimiento y el romanticismo. Sin duda esta
autora siempre consigue que dejemos la luz de la mesita hasta altas horas de la noche encendida porque
la frase que más se relaciona con sus novelas es aquella de “venga, un capítulo
más y ya me acuesto” y como sabéis eso es tan
mentira como “he leído y acepto las condiciones de uso” jajajaj
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