Desde niña me había sentido muy atraída por mi mejor amigo, Aarón. Sin embargo, una noche, en una fiesta, entre nosotros sucedió algo que provocó su precipitada marcha y yo me quedé completamente hundida.
Más tarde me dejé llevar, olvidándome de los miedos que me dominaban, y terminé manteniendo una relación con Daniel, con quien me unía un vínculo muy especial y que me aceptaba tal como era.
Pero siempre que creía haber encontrado la estabilidad emocional, Aarón volvía a mi vida para ponerla patas arriba, y por más que yo intentara frenar ciertos sentimientos, cualquier desencuentro con Daniel me empujaba a los brazos prohibidos de mi mejor amigo.
Aunque no quisiera aceptarlo, ésa era mi cruda realidad: atrapada por dos hombres enfrentados; dividida entre la calma y la tempestad, y dispuesta a correr los riesgos necesarios para descubrir qué dictaba mi confuso corazón.
Tras la confusión de sentimientos en la que me había visto inmersa, me enfrentaba al momento de tomar las riendas de mi vida y de dejar atrás el triángulo que habíamos formado Aarón, Daniel y yo. Era hora de asimilar mi decisión y continuar mi camino, condenando cualquier posibilidad de acercamiento con Aarón, pues ambos, a pesar de la devastadora atracción que sentíamos, sabíamos que la nuestra era una relación prohibida.
Pero si él sentía lo mismo que yo, ¿qué se empeñaba en ocultarme? Mis dudas ensombrecían mi elección y decidí entregarme en cuerpo y alma al hombre que me demostrara que por amor cada error habría merecido la pena.
Y ese hombre era el mismo al que yo, con mis deslices, tanto daño había hecho.
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