Ana y Nekane regentan un estudio de fotografía en el casco antiguo de Madrid. Un día se declara un incendio en su edificio y, aunque están acostumbradas a trabajar con modelos
de lo más glamurosos, no pueden dejar de sorprenderse ante aquellos valerosos «machomanes» vestidos de azul que no se preocupan porque su pelo se encrespe ni sus manos se ensucien.
Cuando el objetivo de la cámara de Ana se centra en Rodrigo, su corazón le indica que ya nada volverá a ser igual. Él se da cuenta de la forma embobada en que lo está mirando y, a pesar de que no le gusta, inician una extraña amistad.
Todo se complica cuando Ana descubre que está embarazada y Nekane la anima a que cumpla su fantasía sexual con el bombero antes de que la barriga, las estrías y los vómitos matinales se manifiesten y lo espanten.
Pero una mentira de Ana a sus padres ocasionará un sinfín de enredos y situaciones alucinantes que a Rodrigo lo dejarán sin habla.
OPINIÓN
OPINIÓN
La historia comienza presentándonos a nuestra
protagonista femenina, Ana Elizabeth, cuyos apodos a lo largo de la novela se
suceden: Pato, Plum cake, Melocotón loco…
Esta acaba de dejar a su novio, Warren, un tipo nada
recomendable y menos como pareja. Pero para saber el motivo concreto de su
ruptura tendréis que leer la novela. Para
alejarse de todo esto, quiere marchar a España justo después de la boda de su
hermana Lucy (a la que llama Nana).
Ana quiere un cambio drástico en su vida. Con
carrera de abogada y hablando tres idiomas, se marcha a Madrid para dar rienda
suelta a su pasión, la fotografía.
Siete años después de todo esto, en su bloque se producirá un incendio, motivo por el cual conoce a nuestro
protagonista masculino, Rodrigo, y sí chicas, él es bombero ¡¡y lo que nos pone
a nosotras un uniforme, no tiene nombre!!
jajaja
Megan Maxwell autora de esta novela, siempre tiende
a introducir personajes cómicos encarnados por niños o personas mayores que
como sabemos la inmensa mayoría, no tienen pelos en la lengua y dan grandes
notas de humor al relato.
En esta novela, será Encarna, una entrañable abuelita
la que ponga la clave de humor:
—Ni Nekane ni leches en vinagre
—cortó Encarna—. Qué narices hace enseñando el potorro a esos hombres. ¡Qué
sinvergüenza!
Esa que según la señora Encarna está enseñando “el
potorro” es Iris, amiga de Nekane (compañera de piso, de trabajo y amiga de
Ana) que se interesa por nuestro protagonista y tendrá un lio con él.
Y allí para verlo estará Ana que al ponerse celosa,
y quedarse sola en un local, comete una locura con un rubio suizo.
A lo largo de la novela pasarán:
- de odiarse, a liarse:
Pero cuando él se volvió para
dejarlo en el asiento de atrás y se encontró con la cara empapada
de Ana, sin que pudiera remediarlo, le agarró con las manos las mejillas y,
acercando su boca a la de ella, la besó. Aquella muchachita con el pelo
empapado y pegado a la cara era tentadora y, para qué negarlo, aquella noche era su mejor opción.
Nuestro protagonista pasará de ser un cabrón (no hay
forma más suave de decirlo chicas), al hombre que toda mujer querría tener a su
lado, aunque solo fuese como amigo. Pero para que engañarnos, ¡lo querríamos
para todo menos para ser nuestro amigo! Divagaciones aparte, creo que es el
personaje que más evoluciona en la novela.
-Y de liarse…a ser amigos del alma:
—Menudo
picaflor estás tú hecho. —Suspiró, divertida, y añadió—: Pues mira, ¡ya tienes
una amiga de verdad! Y para que quede claro lo que seremos tú y yo a partir de
ahora, para ti desde hoy soy como los ángeles, ¡sin sexo! —Rodrigo rió a mandíbula
batiente, y ella prosiguió rascándose la oreja—: Si quieres podemos ser buenos
amigos. Podremos hablar contándonos confidencias, ir al cine... Vamos,
cualquier cosa que hagan los amigos sin derecho a roce. ¿Qué te parece?
- de ser amigos del alma a volver a odiarse:
—Por supuesto que yo no siento
nada por ti y, antes de que sigas, quiero que sepas que las contadas veces que
hemos tenido relaciones sexuales han sido para mí ¡sólo sexo! —Una punzada de dolor
le cruzó la cara a la joven, y él, sin percatarse, continuó—: No me atraes como
mujer ni como pareja; sólo como amiga. Además, estás esperando un hijo que no
es mío, ¡joder! —Molesto por lo que estaba diciendo, miró a la joven, que sin
cambiar su gesto lo miraba a su vez—. Olvida la tontería esa de que sientes
algo por mí. Entiérralo. Porque entre nosotros nunca existirá nada más que
amistad.
Y todo ello motivado porque los sentimientos con
respecto al otro llegaban en momentos equivocados.
La cosa se complica aún más cuando sumamos la
actuación de las familias (en la de Rodrigo, al igual que en la de Ana, las
madres son los únicos puntos discordantes, por lo demás todos son cariñosos y
amables); y la aparición de Candela, ex de Rodrigo de la que estuvo
profundamente enamorado. (¿En qué libro romántico que se precie no hay una ex
tocapelotas últimamente?).
Después de todos los inconvenientes, y de quererse a
destiempo, ¿conseguirán Ana y Rodrigo estar juntos?, ¿qué clase de locura
cometerá Ana con el suizo que le marcará el resto de su vida? ¿Qué le ocurrirá
a Ana con su ex para cambiar su vida de forma tan radical?
Pues siento deciros queridas lectoras, que todas
estas preguntas solo se resolverán leyendo esta obra, que es ante todo
romántica. Aunque he de decir que no me ha emocionado demasiado, el tira y
afloja de los protagonistas se me ha hecho un poco pesado, y las escenas
eróticas para mi gusto brillan por su ausencia.
Pero ya sabéis para gustos colores, yo por ejemplo,
destacaría en ella a un personaje como es Calvin (también bombero) que es todo
amor y ternura, antes que al típico chulito que es Rodrigo (por mucho que nos
gusten los tipos malos, no estaría mal que de vez en cuando el prototipo de
protagonista masculino dentro del genero romántico/erótico cambiase).