lunes, 23 de mayo de 2016

VALENTINA

No soporto a Ángel. Y él no me soporta a mí. Es egoísta, egocéntrico y arrogante. No podemos estar en el mismo lugar sin que nos pongamos a discutir. Y a veces lo siento por su hermana, mi mejor y casi única amiga desde el instituto, que casi siempre se encuentra en medio de los dos. "Ya podías disimular un poquito, Valen, que es mi hermano". Y yo ya disimulaba, ya. Demasiado. Ángel, el hermano de mi mejor amiga, es mi tormento, mi espina clavada, el motivo de mi mueca perpetua de amargura. Porque hace quince años que estoy perdidamente enamorada de él. Se convirtió en mi amor imposible, mi sueño de adolescente. Y en vista de que mi presencia le resultaba invisible, disfracé mi amor por él por desprecio y hostilidad. Fue la única forma que encontré para que no me siguiera destrozando el corazón.

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