martes, 9 de febrero de 2016

OYE, MORENA, ¿Y TÚ QUÉ MIRAS? (H6)


Una divertidísima comedia romántica que nos recuerda que, aunque el amor tiene fecha de caducidad, a veces puedes conservarlo para toda la vida
oye morena tu que mirasHola, soy Coral. Siempre fui una romántica empedernida, hasta que el género masculino me rompió el corazón. Después de varios desengaños, os juro que me dije a mí misma que no iba a permitir que nadie más me hiciera daño. ¡Qué bonito es el amor, pero menuda mierdecita es sufrir por él! Hoy por hoy me considero una mujer relativamente feliz. Trabajo como repostera, tengo unas amigas increíbles y una preciosa hija a la que adoro. En cuanto al temita hombres, lo único que pretendo es disfrutar de un sexo divertido con ellos y poco más. Sin embargo, debo confesar que hay uno que hace que se acelere mi atontado corazón cada vez que lo veo. Se llama Andrew y es el jefe de seguridad de las giras musicales de mi amiga Yanira.Andrew es un bomboncito alto, de ojos oscuros, moreno y terriblemente atractivo. Y si a eso le sumas que conduce una moto y que tiene ese puntito canalla en su mirada que me vuelve loca, ¡ni te cuento! Pero Andrew es esquivo en lo que se refi ere a las relaciones amorosas, y eso me hace pensar que a él también

                                                              RESEÑA


¡¡Hola, hola romanticonas!!
Vale, lo sabemos, llevamos desaparecidas un tiempo pero el deber nos llama y nos sigue llamando… No obstante, ha salido publicado un nuevo libro de Megan Maxwell (Oye, morene ¿y tú qué miras?) y puesto que las dos mitades de este blog adoramos a esta mujer, ¿qué mejor que resurgir de nuestras cenizas cual ave fénix con ella? Cuando nos ponemos no tenemos nada que envidiarle a García Lorca, ¿eh? jajaja
Bueno, entremos en materia. La nueva novela de Maxwell Oye, morena, ¿y tú que miras? continúa una historia iniciada en la serie Adivina quién soy: la de Coral y Andrew (Dios, solo el nombre es sexi…). Antes de nada, avisaros de que no importa que no hayáis leído esta serie, de hecho yo no lo hice y me he enterado de todo perfectamente. Fue mi compi de blog quien me lo comentó al leer la sinopsis.
Os pongo en antecedentes: Coral y Andrew se habían acostado una vez en la ya mencionada serie. Solo una vez, pues Andrew no repite con nadie, ya sabéis, lo típico, dio con una imbécil que le hizo daño y decidió que el amor no era para él; más o menos como Coral que tras una infinidad de decepciones decide centrarse en el sexo sin más. Pero, chicas, ya sabéis que los caminos del Amor son inescrutables y nunca sabes donde lo vas a encontrar.
A decir verdad, Coral siempre tuvo una debilidad por Andrew, más conocido como “caramelito” y este parece que, aunque no lo demuestre, algo siente por ella.
El caso es que ambos tienen bajo control sus sentimientos pero cuando se convierten en vecinos todo cambia y tienen una rara relación de amistad con momentos de tonteo, y justo cuando Coral cree que está abocada de forma inevitable a la friendzone… zasca! Noche de pasión y desenfreno. Sin embargo, no creáis que es la última vez que gritaremos de sorpresa, ya que Andrew la invita a la boda de su hermano en su rancho del sur de EEUU. ¿Y esto a que viene? Diréis vosotras… Ah, secreto, secretísimo de la muerte pero sí os diré que os va a sorprender muy mucho.
Dejando a un lado la sinopsis, entraré con las cosas que me han gustado y las que no. Empezaré por las que no para terminar con buen sabor de boca. Para empezar, Megan nos tiene acostumbradas a familias hiperfelices con abuelas divertidas y niños entrañables; en esta ocasión, la hija de Coral (creo que no os he dicho que la tenía…) viaja con su padre nada más empezar el libro y no podemos conocerla muy bien. Por otra parte, la familia de Andrew, la cual lo llama Andy (¿sabéis que otro vaquero se llama Andy? Sí, el de Toy Story… Esto hunde bastante la lívido ¿no?) son de todo menos feliz y su abuela es… ¿odiosa? ¿estúpida? ¿horrible? Todos ellos a la vez y entre mezclados jajaja
He de decir, que si bien es cierto que he echado de menos esos momentos familiares y divertidos, también es verdad que le aporta algo diferente a la novela y así las historias no se vuelven tan monótonas y pierden frescura.
Por último, pondría una pega: la faceta de madre histérica que tiene Coral. Creo que la sobreprotección y empalagosidad a este respecto se podría reducir.
En cuanto a lo bueno, hay muchas cosas, pero la más importante es la diversión. Leer un libro de Maxwell es igual a diversión. Siempre consigue arrancarte una sonrisa, sobre todo en el caso de Coral que, como es regla en sus novelas, es una chica fuerte, aguerrida y valiente (y españolaaaaaaa jajajaja). Es la típica chica que a todas nos gustaría tener como amiga y es una mujer mucho más cercana a cualquiera de nosotros que las Anastasia Steel de este mundo.
El personaje masculino también tiene “un no sé qué, que qué sé yo”. Es sexi y divertido con un punto de misterio interesante y con varias facetas diferentes que lo hacen taaan completo… (suspiro de quinceañera modo on). La única pega es su pasado, creo que la razón por la cual este no quiere relaciones podría ser más novedosa.
En resumen, a pesar de los “peros” que se le pueda poner, como ya he dicho, una novela de Megan Maxwell te asegura la diversión, el entretenimiento y el romanticismo. Sin duda esta autora siempre consigue que dejemos la luz de la mesita  hasta altas horas de la noche encendida porque la frase que más se relaciona con sus novelas es aquella de “venga, un capítulo más y ya me acuesto” y como sabéis eso es tan  mentira como “he leído y acepto las condiciones de uso” jajajaj


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