QUIÉREME SI TE ATREVES
Elena Balboa acaba de cumplir diecisiete años y está empezando quinto de preparatoria. Es el año más difícil de materias: Anatomía, Etimologías, Ética, Trigonometría. Pero lo peor es Orientación Vocacional, una materia donde nadie hace nada, pero que a Elena la pone a sudar frío: pensar en la vocación es algo que no puede soportar todavía. Lo único que pinta divertido de este año escolar es un nuevo taller de teatro que acaba de abrirse. En lo personal, la vida de Elena sigue siendo complicada. Ya no ve a Damián, pues se fue a Israel , a un kibutz, aunque a veces se comunica con él vía skype. No tiene novio, pero pretendientes no le faltan.
A Pablo ya casi no lo ve, pues está muy ocupado con sus estudios en la universidad. Su padre intentó dejar de beber, pero no lo consigue, y su madre se ha metido a un grupo religioso con el que se reúne todas las semanas. La mezcla del fanatismo religioso de su mamá y el alcoholismo del padre no es buena, y una noche, producto de una borrachera, el señor golpea a su mujer, quien lo abandona, llevándose a sus hijos a vivir con una de sus tías.
Desconcertada por este cambio en su vida familiar, y aprovechando que su mamá sumida en un letargo y su tía le da todos los permisos que le pida, Elena conoce en una fiesta a Juan, un músico cinco años mayor que ella, con quien empieza a verse, e incluso pasa varias noches en casa de él. A Elena ya no le da miedo vivir a pleno su sexualidad, y cada día que pasa se siente más contenta a su lado (y más enamorada). Su hermano Carlos es infeliz en la universidad. Presionado por su padre, se metió a la carrera de ingeniero industrial, pero lo que en verdad quiere ser es ingeniero mecánico (que no es lo mismo). Carlos ya es novio de Inés, y esto no le gusta nada a Elena, pues sabe bien de los desórdenes alimenticios de ella.
Cuando las cosas están mejor que nunca con Juan, Elena contrae una leve infección en las vías urinarias. Su madre la lleva al ginecólogo y días después le pregunta desde cuándo está teniendo relaciones sexuales. A Elena no le gusta la pregunta y discute con su madre. Esa misma noche, ve a su padre (han vuelto a vivir con él) bebiendo y llorando ante un álbum de fotografías. Elena no soporta más y se va de la casa, a vivir con su amiga Malú.
QUIÉREME CINCO MINUTOS
Un símbolo del lenguaje de los chavos de la Ciudad de México; la representación de la cultura adolescente y los sentires propios de la edad. Elena -la protagonista- tiene 15 años y tal como si fuese su diario o platicara consigo misma nos comparte al lector cómo construye su identidad. En ese transitar cada lector se ve allí con esa edad en la que las dudas, los cambios de humor, la masturbación, la carrera universitaria, la poca solidaridad con los adultos, la marihuana, el alcohol, cuando se hace por primera vez, cuando no baja la regla, son lo más importante.
QUIÉREME BIEN
Pero comenzar a ser adulto no es fácil cuando nadie te sigue el paso. Elena siente que sus amigos de la prepa se quedaron a años luz, su hermano parece un burócrata cuarentón y su mamá se porta como si tuviera dieciséis. A veces cree que está sola en sus ansias por cambiar al mundo, y sólo parece entenderla un profesor que le mueve el tapete. Eso no sería tan grave si no tuviera un novio que la adora, pero que empieza a dar señales de querer volar alto... y lejos. A ratos Elena se siente más confundida que cuando tenía trece años y descubrió que el mundo no era tan rosa como se lo habían pintado. Con las agallas y sentido del humor que la caracterizan, Elena se lanza otra vez a una trepidante aventura. Ahora más que nunca, está dispuesta a demostrarse que está hecha de lo que se necesita para ser una gran mujer. Una que sabe querer bien.